El término “inteligencia artificial” está en boca de todos. Sus aplicaciones son inmensas, desde el ámbito militar, al empresarial e incluso el doméstico. Sin embargo, no todo lo que se presenta como tal, realmente es inteligencia artificial.
Este concepto puede definirse como el uso de algoritmos y software especializado, con el fin de automatizar el desarrollo de determinadas acciones de cara a un público concreto, de tal manera que el usuario final no sea capaz de discernir si se encuentra ante una máquina o una persona física.
En el campo que nos ocupa, el de la traducción, la inteligencia artificial también tiene sus aplicaciones y de hecho, está revolucionando el sector.
¿Qué papel desempeña la inteligencia artificial en la traducción?
Si eres lector de este blog o eres un profesional de la traducción, ya habrás leído y probablemente utilizado, la traducción automática. Es en este área precisamente, donde la inteligencia artificial está aportando más.
La traducción automática consiste básicamente, en la aplicación de la tecnología para conseguir traducir documentos, páginas web y en definitiva, cualquier material, a los diferentes idiomas en que se precise sin la necesidad de la intervención humana. Para que esta modalidad tenga el máximo valor, se incorporan revisiones realizadas por expertos, es lo denominado “Postedición Humana” y que aporta un valor añadido en el resultado final.
Este tipo de traducciones son altamente valiosas y suponen un ahorro de costes y tiempo. Sin embargo, cuando se empezó a aplicar, los profesionales se encontraban con un problema, y es que se basaban en la literalidad de lo expuesto. Esto hacía que en numerosas ocasiones se perdiese significado, sobre todo, cuando se utilizan frases hechas, el doble sentido, metáforas, etc.
El desarrollo del software ha permitido a lo largo de los años reducir al máximo este tipo de fallos y es en este punto, donde la irrupción de la inteligencia artificial, está cambiando el panorama del sector.
Gracias a la implementación de estos algoritmos, las herramientas de traducción son capaces de interpretar el significado de lo escrito, permitiendo afinar al máximo el trabajo realizado. Sin embargo, esto no es todo, además, las herramientas aprenden según van trabajando. Son capaces de recopilar y almacenar un sinfín de datos que le permiten disminuir al máximo los errores o desviaciones de lo que traducen.
Gracias a la inteligencia artificial, los softwares de traducción detectan expresiones hechas, captan los dobles sentidos y entienden qué queremos decir.
Si corregimos una traducción realizada por estos sistemas, almacenen esa corrección para no volver a cometer ese error.
De este modo se consiguen traducciones de la más alta calidad y según vamos trabajando con estas herramientas, los resultados cada vez son mejores gracias a su capacidad de aprendizaje.
Si bien es cierto que la traducción automática es lo que más está avanzando gracias a la inteligencia artificial, no es el único ámbito donde puede ayudarnos.
Por ejemplo, con el uso adecuado de las herramientas, también es posible aplicarlo a traducciones simultáneas, traducciones y subtitulados de vídeos y en casi cualquier necesidad que tengamos.
Un ejemplo desde hasta dónde podemos llegar, lo realizó la empresa que da nombre al buscador más famoso, Google. Gracias al desarrollo de inteligencia artificial, consiguieron que una máquina fuese capaz de mantener una conversación telefónica con una persona, respondiendo cómo lo haría cualquiera, y permitiendo realizar una reserva (puedes obtener más información aquí).